En medio de cuestionamientos al proceso electoral, la comunidad hondureña acudió masivamente al centro de votación instalado en Los Ángeles, con el interés en elegir al próximo presidente que ocupe el lugar de Xiomara Castro, la primera mujer jefa de Estado de esta nación, que entregará el poder en enero de 2026.
Los votantes critaron la injerencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien expresó su apoyo al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, instituto político que busca regresar al poder en una contienda donde compite con la aspirante oficialista Rixi Moncada, del partido Libertad y Refundación (Libre) y Salvador Nasralla, candidato del Partido Liberal.
“Todo estuvo muy bien, algo retardado”, comentó Allan Guevara, originario del departamento de Cortés, quien llegó a las siete de la mañana al centro de votación y salió a las 8:54 a.m. “Creo que va a haber mucha gente que se va a quedar sin votar”, añadió el joven de 25 años que acudió a votar junto a cinco familiares.
A medida que la mañana avanzaba, la aglomeración de votantes aumentaba.
A eso de las 10:17 a.m. había un grupo de votantes que sobrepasaba las 400 personas en el interior del centro electoral, dos horas más tarde los voluntarios aseguraban que había aumentado a unas 750 personas, mientras otro nutrido grupo esperaba afuera para ingresar.
En la puerta del centro de votación, voluntarios revisaban el Documento Nacional de Identificación (DNI) de los electores. Al ingresar, Carlos Eduardo Domínguez se llevó la sorpresa que a pesar de haber tramitado su credencial en Los Ángeles y contar con un domicilio local, le notificaron que no aparece en el padrón electoral.
“Cuando revisan en el sistema me dicen que no está mi domicilio actualizado”, se lamenta el joven de 26 años. En el padrón aparece asignado a Choluteca.
A pesar de que le advirtieron que no podía votar, Domínguez prefirió seguir en la línea. Este joven, originario de Tegucigalpa, llegó a California en 2023 debido a la inseguridad y falta de empleo. Antes de migrar había cursado la mitad de la licenciatura en psicología, pero no tenía trabajo.
“Espero que las elecciones sean limpias, que se cumpla la voluntad del pueblo”, indicó.
Desde las nueve de la mañana, Violeta Sandino se instaló en una mesa en la entrada del centro electoral. Con su teléfono en mano, ayudaba a revisar los DNI de los votantes. Ella les informaba a las personas si estaban o no en el padrón electoral.
Esta voluntaria, abogada y excónsul en Los Ángeles, tampoco apareció en el registro de votantes. Su documento le muestra como domicilio Houston, Texas.
En mayo de 2022, cuando el Registro Nacional de las Personas (RNP) inició la emisión del DNI en Estados Unidos, a los primeros solicitantes se les asignó como domicilio Houston. Eso ocurrió en diferentes ciudades en donde se tramitaba esta tarjeta.
“Mi cédula dice Houston, pero no aparezco en ningún censo; ni en el de Houston ni en el de Honduras. Son inconsistencias que hay en el sistema”, valoró.
En medio del retraso y las inconsistencias, los votantes expresaron su inconformidad por la organización del evento electoral. En todo Estados Unidos, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), estaban habilitados para votar 399,537 personas; sin embargo, solamente el 4.5% podría ejercer su derecho.
Las autoridades electorales instalaron 15 juntas receptoras de votos en 12 ciudades. En Los Ángeles, el padrón tenía 29,946 electores inscritos, pero como en cada junta receptora el límite era de 1,200 sufragios, algo que fue establecido por el CNE.
“Desde las cinco de la mañana ya había gente haciendo línea”, aseguró Sara Mena, voluntaria del evento electoral que arrancó a las 6:39 de la mañana; es decir, hubo un retraso de 39 minutos, ya que el horario dispuesto para Los Ángeles era de 6 am a 3 pm.
En las afueras del recinto, las personas portaban banderas y camisetas con los colores de Honduras. Muchos no ocultaban sus preferencias electorales. Una mujer, militante del partido Libre, ondeaba una bandera roja que representa al instituto político de la actual presidenta hondureña.
“Libre nunca más”, gritaba la gente al verla pasar.
En este grupo, Jorge Castellanos manifestaba su simpatía por Nasralla. En su opinión es la alternativa para su nación. Hace nueve años este activista político salió de San Pedro Sula por persecución política. En su tierra era coordinador territorial del Partido Liberal.
“Nasralla no tiene cola que le pise, nunca ha caído preso”, aseguró.
A pocos días de las elecciones, Trump manifestó su apoyo para Asfura, el exalcalde de Tegucigalpa que aspira a la presidencia por el Partido Nacional. El mandatario estadounidense se comprometió a trabajar con el aspirante conservador.
Xiomara Ayes-Fields, coordinadora del Partido Nacional en LA, piensa que es una ventaja que Trump respalde a su candidato, porque permitiría luchar por los 72,000 beneficiarios del programa Estatus de Protección Temporal (TPS) que perdieron ese alivio el 8 de septiembre anterior en la actual administración federal.
El presidente estadounidense también prometió indultar a Juan Orlando Hernández (JOH), expresidente de Honduras por este instituto político, declarado culpable en 2024 por cargos de tráfico de drogas y armas, condenado a 45 años de prisión.
“No creo que JOH sea narcotraficante”, sostiene Ayes-Fields, al tiempo que plantea que su apuesta es que Asfura o Nasralla lleguen al poder. “Espero que Libre no regrese a la presidencia, porque Libre representa al socialismo, me preocupa que nos convirtamos en una nueva Venezuela”.
En una carpa ubicada a 100 metros del recinto electoral, simpatizantes del partido en el poder colocaron parlantes en los que sonaban canciones del grupo venezolano Los Guaraguao. Algunas personas que pasaban sonaban sus bocinas en simpatía con los activistas.
La postura de Trump, manifestó Carlos Mejía, es una clara injerencia en las elecciones presidenciales de Honduras. Sin embargo, asegura que lejos de afectar al partido oficialista lo vio como una ventaja porque el jefe de la Casa Blanca es impopular en América Latina.
“Creemos que va a ser una victoria aplastante”, indicó Mejía en referencia a la candidata Moncada.
Desde su punto de vista, esa comparación que hacen de Honduras con Nicaragua y Venezuela es una postura de la oligarquía y los grupos económicos de poder hondureños. Mejía lo califica como una “propaganda de temor”.
El posible indulto a JOH es una muestra del cinismo y la doble moral de Estados Unidos en las políticas antidrogas, agregó el activista. “Lo que están protegiendo son los intereses estadounidenses y no les importa si son narcotraficantes o delincuentes”, valoró.
En estas elecciones presidenciales en todo Honduras estaban convocados 6.5 millones de votantes. La persona ganadora asumirá el poder el 27 de enero de 2026.


